martes, 20 de diciembre de 2011

Carta del Doctor Hector Zagal a Paulina Peña (Hija de Peña Nieto)

CARTA DEL DOCTOR HECTOR ZAGAL A PAULINA PEÑA:Querida Paulina Peña Pretelini martes 6 de diciembre de 2011Blogger: Héctor ZagalNo tengo el gusto de conocerte personalmente. No sé cómo eres,desconozco tus cualidades, tus aficiones, tus intereses. Entiendo tu molestiaal escuchar las críticas a tu padre, Enrique Peña Nieto. Son gajes del oficio.Deberás irte acostumbrando a los ataques contra él. En una democracia, lacrítica es un ejercicio fundamental. Tu padre es una figura pública y, por ende, sus actos serán juzgados con rigor. “¿Por qué son tan duros con él?”,te preguntarás. Bueno, los funcionarios públicos ganan mucho dinero. Haymiles de personas dispuestas a sufrir críticas y cuestionamientos con tal defigurar en la nómina oficial. El sueldo bien vale esos golpes. ¿No?Pero no es de tu padre de quien quiero hablar, sino de ti. ¿Te confieso algo?Me aterra que hayas utilizado la expresión “hijos de la prole” como un insulto.Insisto, es disculpable que te enfades por la burla hacia tu padre. No measustaría que los llamaras “babosos”, “tontos”. Es más, no me preocupa elque nos hayas llamado “pendejos”. En cambio, no se puede excusar tumenosprecio a los hijos de los trabajadores, de los obreros.¿Oíste del escándalo de las Ladies de Polanco? Descalificaron a un policíallamándolo “asalariado”. Algo similar hiciste tú: descalificas a la mitad del paíspor su condición social. ¿Qué tiene de malo ser hijo de un obrero? Sabes, yosoy nieto de un minero, un proletario. No me da vergüenza decirlo. ¿Te avergonzarías de tu padre si fuese un vendedor de tamales o un plomero?Tu padre, que ha leído la Biblia, te puede recordar una frase de Jesús en elEvangelio: “De la abundancia del corazón, hablará la boca”. Sin pretenderlo, con tus palabras has revelado tu clasismo. Desprecias el trabajo manual.Minusvaloras a quienes se mantienen con su esfuerzo. ¡Qué tristeza que asípiense la hija de un candidato presidencial!“Hijos de la prole” son, en efecto, quienes estudiaron en escuelas públicas,quienes utilizan el metro, quienes no comen cortes argentinos ni quesosespañoles, quienes no utilizan zapatos de miles de pesos, quienes no seatienden en el hospital ABC, quienes no viajan en helicóptero. Los hijos de laprole, por el contrario, deben de hacer largas horas de filas en las clínicas del seguro social, deben de comer carbohidratos (tortillas), deben de estudiar ensalones sin computadoras, deben de apretujarse en los transportes públicos. Los hijos de la prole, querida Paulina, ganan en un año lo que tu padre ganaen una semana.Cuando leas estas líneas haz el siguiente ejercicio. Revisa lo que llevaspuesto encima: perfume, cremas, desodorante, ropa, zapatos, celulares, aretes. Suma el total. ¿Sabes que traes encima más de lo que una indígenagana durante un año de trabajo duro?Paulina, me da terror que pienses así. Tu lapsus reveló tu “realidad”: vivesen una burbuja color de rosa. “Hijos de la prole” no es un insulto, sinoun título honorable. Este país, que tu padre aspira a gobernar, depende de losobreros, de los campesinos, de los empleados, depende de esas personas a quienes menosprecias.Ojalá este gravísimo desliz, no sea fruto de la educación que recibiste encasa. Ojalá y sea culpa tuya, fruto de tu arrogancia (tan propia, eso sí, de laclase alta mexicana). ¿Qué será de México si lo llega a gobernar una personaque desprecia al proletariado?Mira Paulina, me parece que por tu bien, debes inscribirte en una escuelapública, reducir tu escolta al mínimo, tomar el metro en horas pico, y ponertea trabajar. Por si no lo sabes, muchos de los “hijos de la prole” se pagan susestudios con su trabajo: los hay campesinos, vendedores, obreros. Algunostrabajan desde niños (ojalá no fuese así, dicho sea de paso).Paulina, has puesto en riesgo el futuro político de tu padre. Pero lo que esmás grave: si los jóvenes pudientes de México piensan como tú, ponen enpeligro en riesgo el futuro de México.

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